A lo largo del semestre he tenido la oportunidad de apreciar distintas obras del arquitecto Rafael Moneo, como parte del curso y sin duda como una de las figuras principales de la discusión en clase. La mente creativa y pensante de este arquitecto en sus impresionantes obras, es para mi crítica personal, una de las cosas que más me fascinan del mismo. He podido apreciar cómo Moneo con formas de diseño que pueden parecer simples, crea obras impresionantes. Sin duda su capacidad para manejar los espacios es increíble; pero su pensamiento crítico y la manera en que también abraza de manera peculiar la matemática a su arquitectura me parecen rasgos muy únicos e interesantes. Una vez más vemos como Moneo pone su huella en una obra, esta vez en el Edificio de Ciencias en la Universidad de Columbia, Nueva York.
Como en otros proyectos, por mencionar alguno, El Kursaal; vemos cómo Moneo maneja no solo un proyecto a gran escala, si no que también comprime todos los elementos a su favor para hacer del proyecto uno mejor. Puedo decir que una de los mejores elementos que maneja Moneo es precisamente el entorno y cómo este y cualquiera de sus proyectos hacen una fusión adecuada. Este es el elemento que más me llamó la atención en el articulo sobre el Edificio de Ciencias de la Universidad de Columbia en Nueva York. Un diseño que se abraza a una historia de 100 años y a toda una arquitectura relevante y de significado no solo para una Universidad, si no también para toda una ciudad.
Moneo en este edificio de ciencias, logra cumplir quizás con todo lo buscado que tal vez para otros era difícil de comprender. Empezando por lo anteriormente mencionado en cuanto a la localización y el entorno que respeta completamente. Como menciona la lectura, Moneo cuenta con un modo de entender la ciudad, en términos de continuidad y evolución. Por esta razón, y por su capacidad y versatilidad en la arquitectura, es que Moneo logra respetar y conectar los demás proyectos. En cuanto al diseño del edificio de ciencias, vemos cómo fusiona la estructura con el diseño. De hecho, es esa estructura en celosía que en mi opinión da una característica sin igual a este edificio. Como es característico de Moneo, dominan las formas simples, el ritmo, aunque este se rompe en la fachada en varias ocasiones, la elegancia y el juego constante de luces. Además de eso, las conexiones con otros edificios hacen de la obra de Moneo una más inclusiva en el lugar y demuestra una vez más el dominio que tiene este. Un detalle que me pareció muy interesante de la lectura es cuando se menciona y cito: "No es la primera vez que Moneo muestra su interés por las matemáticas o el número, utilizándolos según convenga componer una fachada o una secuencia de espacios (es el caso de la composición ‘musical’ de la fachada-retablo del Ayuntamiento de Murcia, o la planta del Museo de Houston, donde se usa la serie numérica de Fibonacci);..." sin duda esto confirma no solo el dominio de Moneo, si no también su inteligencia y capacidad de dominar otras áreas que pueden ser perfectamente aprovechadas en su arquitectura y que en este caso se tiene la oportunidad de apreciar.
En manera de conclusión, esta nueva obra de Moneo que tengo la oportunidad de analizar, me reafirma mi interés y postura por su arquitectura. Definitivamente, sus métodos de diseños y la utilización de esas formas simples y los resultados tan impresionantes que obtiene, en mi perspectiva me hace ver que no se necesita de algo tan exagerado para lucir y trascender. La prudencia de Moneo, esa sutilidad y sin duda su mente y estilo una vez más predominan en este Edificio de Ciencias. Su lado académico pienso que queda marcado con este diseño, y qué mejor que dentro del campus de una Universidad tan prestigiosa. Sin lugar a dudas esta reflexión me lleva al análisis constante de una arquitectura completa como lo es la de Rafael Moneo.
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